La felicidad es un bien que el ser humano busca de forma incansable, todo depende de lo que cada persona interprete por felicidad.
Actualmente, se confunde felicidad con cubrir necesidades, es decir, cuantos más objetivos cumpla más feliz seré, sin embargo, caemos en el engaño y en continuar buscando y buscando, porque normalmente, cuando las personas consiguen una meta, o cubren una necesidad, se consigue satisfacción, y se busca otra meta o necesidad a cubrir. El problema está en que esta satisfacción, no es el sinónimo de la felicidad, hay personas con vidas envidiables, pero que son poco felices, y también hay personas que no tienen nada y son los más felices. Por ejemplo, en Costa Rica las personas son de las más felices del mundo, y viven en chabolas, no tienen coches de lujo, ni un armario lleno de ropa para cada día, y son felices porque valoran su vida y la viven dejando a un lado las preocupaciones y creencias de «si no consigo esto no seré feliz».
Entonces ¿Cuál es el problema?, muy sencillo, para cada persona el concepto de felicidad es variable, y si asociamos felicidad a consecución de logros, lo más probable es que no consigamos el estado de felicidad que pretendemos, por el contrario, si simplemente nos paramos a valorar todo lo que ya hemos conseguido, nos daremos cuenta de que ya hemos conseguido muchas cosas en nuestro recorrido.
Como decía anteriormente, la felicidad no se trata de cubrir necesidades como por ejemplo, formar una familia, tener trabajo, tener pareja, y un sinfín de tener…, se trata de un estado, que además puedes crear, si disfrutas de los detalles, como por ejemplo, un paseo, tomarte tiempo para ti, un baño agradable, sonreir porque te ha hecho gracia algo que has visto o leído, en fin, esas pequeñas cosas en las que no reparamos, forman parte de la felicidad, ser consciente de quién eres, aceptar tus virtudes y tus defectos, sin juzgar si son buenos o malos, simplemente forman parte de ti, aceptar a quienes te rodean y lo que tienes queriéndolo porque forma parte de tu vida. Si te das cuenta, los niños no se pasan el día preocupados, son felices, y no les hace falta nada material para jugar, reír o disfrutar, simplemente viven.
Te propongo un ejercicio: cierra los ojos, respira profundo, y empieza a visualizar que estás en un lugar como Costa Rica, Santo Domingo, Cuba, pero no como turista, imagina que eres un lugareño, tus zapatillas están rotas, y tu ropa algo sucia, tienes una habitación pequeña para dormir, y el dinero que ganas sólo te da para comer. Te sientes bien, tranquilo, y relajado, sales de camino hacia el trabaja, andando varios kilómetros, por el camino ves niños jugando, riendo, saltando, y eso te da una sensación de bienestar , una sonrisa se coloca en tu cara al ver disfrutar a esos niños, se mantiene esa sonrisa porque te alegran tu camino al trabajo, pasas por árboles, respirando profundamente el aire que llena tus pulmones, y escuchando el canto de los pájaros que agudiza tus sentidos, los colores que ves en la naturaleza te reconfortan, y llegas a tu trabajo, agradeciendo que te da de comer, y que a pesar de no ser el mejor trabajo, te gusta lo que haces y estás a gusto, con lo que el día se pasa rápido, has hablado con tus compañeros, has compartido risas con ellos, también has compartido otros momentos que os unen,y mirando todo eso, te sientes feliz y agradecido porque no necesitas nada más.